¿Por qué «no»?

«Reconocer que no soy Dios, sino criatura es una de las realidades más difíciles de asimilar. Con frecuencia mis pensamientos, mis anhelos, mis deseos, mis maneras de resolver los problemas y hasta las decisiones que tomo llevan oculto este añorado y lejano capricho de “ser como Dios”. Desde que oímos por primera vez aquella propuesta, “serán como dioses”, no hemos dejado de buscarlo. ¿Cuántas veces pedimos deseando que las cosas sean como quiero? ¿Cuántas veces lloramos porque las cosas no son como soñamos?  Caminamos fatigosamente buscando colmar el  escondido y malicioso deseos de “sentirnos dioses”. ¡Pedimos a Dios que el mundo sea como yo quiero! Pobre soy.  Mendigo soy. Hombre amado por Dios que sólo busca ser su propio dios y así dejar de depender alguna vez de Aquel que no me concede que las cosas sean como yo quiero....» 

P. Javier Rojas SJ

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