El hombre o la mujer con un corazón gratuito es fácil de reconocer, porque se alegra y se asombra por lo que recibe. Y ya no mide ni compara, si es más o menos de lo que él ofreció antes. Se contenta de disfrutar lo que el otro puede y sabe compartir. El hombre y la mujer con un corazón gratuito no son seres ansiosos o atolondrados, porque saben disfrutar y sacar provecho del tiempo presente que viven.
P. Javier Rojas sj
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