Dios y los artistas
Día 2
Con Jesús por la mañana. “Nadie mejor que ustedes, artistas,
geniales constructores de belleza, (...) Atraídos por el asombro del ancestral
poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y de las formas, ustedes
han admirado la obra de su inspiración, descubriendo en ella como la resonancia
de aquel misterio de la creación a la que Dios, único creador de todas las
cosas, los ha querido asociar” (San Juan Pablo II). Admira la belleza creada
por quienes trabajan en tus ambientes. Agradece por ellos y ofrece el día por
los artistas.
Con Jesús durante el día. Jesús les dijo: «El Reino de los cielos
se parece también a un comerciante que busca perlas finas; al encontrar una
perla preciosa, vende todo cuanto tiene y la compra» (Mt 13,45-46). ¿Qué
admiras? ¿Dónde tienes puesto los valores de tu vida? ¿Qué cosas te atrapan el
corazón? ¿Por quién trabajas y te dedicas cada día? Continúa contemplando la
belleza en tus ambientes y ofrece todo aquello que te resulte tedioso. Repite
en tu corazón: “Reconforta el ánimo de tu servidor porque a Ti Señor, elevo mi
alma”.
Con Jesús por la noche. Agradece y
entrega. Aquieta el
corazón y disponte a mirar lo vivido. Cada día es un regalo. ¿Qué motivos
tuviste hoy para agradecer? ¿Qué momentos te llenaron de plenitud? ¿Qué
personas te alegraron? Agradece por
ellas. Toma nota de lo más significativo del día. Entrega al Señor la jornada
que termina.
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