Belleza transfigurante
Día 6
Transfiguración del Señor
Con Jesús por la mañana. “Macario el Grande comenta del
siguiente modo la belleza transfigurante y liberadora del Resucitado: «El alma
que ha sido plenamente iluminada por la belleza indecible de la gloria luminosa
del rostro de Cristo, está llena del Espíritu Santo... es toda ojo, toda luz,
toda rostro»” (San Juan Pablo II). Permite a Jesús habitar tu interior y que la
belleza de su vida transforme la tuya. ¿Haces lugar a Dios en tu día? Dedica un
rato al encuentro con Jesús, quédate a solas y conversa con Él. Ofrece lo de
hoy por la intención del Papa.
Con Jesús durante el día. “En presencia de ellos, Jesús se
transfiguró: su rostro empezó a brillar como el sol y su ropa se hizo blanca
como la luz” (Mt 17,2). ¿Qué refleja tu semblante? ¿Te dejas ganar por la
tristeza? ¿Cultivas la alegría y sostienes en tu interior pensamientos que te
ayuden a mantenerla? Recuerda que tus pensamientos programan tus estados de
ánimo. Repite en tu interior: “Tú me amas Señor, por eso existo”, mientras
mantienes el diálogo con Jesús.
Con Jesús por la noche. Recoge la
semana. Vuelve a la
calma y recoge tu semana. ¿Qué acontecimientos recuerdas con más fuerza? ¿Qué
sentimiento ha predominado? ¿Qué encuentros te han alegrado la semana? ¿Qué has
aprendido? ¿Qué quieres agradecer a Dios? ¿De qué te arrepientes? Toma nota de
lo queda en tu corazón y agradece. Disponte a iniciar una nueva semana.
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