“Señor, te suplico que apartes de mí cuanto me desgaja,
separa y aleja de Ti, y a Ti de mí.
Aparta de mí lo que me hace mezquino,
lo que me hace seco,
lo que me hace rígido,
torcido, enfermo,
lo que me hace indigno que me visites, me corrijas
y reprendas, de que me hables, de que te comuniques conmigo,
de que me ames y me quieras bien.
Compadécete de mí, Señor,
compadécete siempre de mí
y aparta de mí todos los males que me impide
verte, oírte, gustarte, sentirte, tocarte,
tenerte presente y comenzar a gozar de Ti”.
San Pedro Fabro

Imagen: de izq. a der. San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola y San Pedro Fabro


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