Vivir la inmediatez es algo muy distinto de “vivir el presente”. Porque mientras ésta es la actitud positiva de quien sabe valorar y gozar los momentos internamente. De quien construye su vida desde la roca firme de la esperanza…vivir la inmediatez es la actitud de que quien la ha perdido. Aquel que vive la inmediatez es el hombre desengañado y desilusionado de sus propias seguridades. Aquel hombre o aquella mujer que no han sabido trascenderse a sí mismos y han construido durante mucho tiempo su “casa (su vida) sobre arena”.
El hombre de la inmediatez pierde la capacidad de maravillarse ante la belleza porque ha desarrollado un vertiginoso dinamismo de consumo que convierte todo lo creado, e incluso a las personas, como algo que se “usa y se tira”… El hombre de la inmediatez vive ansioso y acelerado porque sabe que todo se acaba y perece, pero en lugar de pararse positivamente ante esta realidad y disfrutar a fondo todo lo que vive en el hoy, prefiere atragantarse consumiendo todo lo que puede como si con esa actitud pudiera arrancarle algo al tiempo que fluye. El hombre de la inmediatez se encuentra triste y desanimado porque no puede controlar nada y llora ante lo que se va y termina.
P. Javier Rojas sj
El hombre de la inmediatez pierde la capacidad de maravillarse ante la belleza porque ha desarrollado un vertiginoso dinamismo de consumo que convierte todo lo creado, e incluso a las personas, como algo que se “usa y se tira”… El hombre de la inmediatez vive ansioso y acelerado porque sabe que todo se acaba y perece, pero en lugar de pararse positivamente ante esta realidad y disfrutar a fondo todo lo que vive en el hoy, prefiere atragantarse consumiendo todo lo que puede como si con esa actitud pudiera arrancarle algo al tiempo que fluye. El hombre de la inmediatez se encuentra triste y desanimado porque no puede controlar nada y llora ante lo que se va y termina.
P. Javier Rojas sj
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