María, nombre de mujer, nombre de madre,
porque
un día, una joven muchacha de Palestina,
acogió
el deseo de Dios,
sin
cálculos ni discusiones,
movida
por el tremendo impulso
del
amor sin condiciones.
María,
tú dices en ti lo mejor que yo tengo.
María,
una mujer como todas las mujeres del mundo,
hecha
de lágrimas, de sudor y de sangre.
En tu
cuerpo, limpio de toda maldad,
Dios
ha venido a hacer su nido
para
escribir con letras de carne la promesa tan esperada.
María,
tú vives en ti lo mejor que yo vivo en mí.
María,
madre del sufrimiento y del dolor,
madre
de las rupturas y de las separaciones,
madre
rota en lo más profundo del corazón,
tú nos
haces nacer en la cruz,
cruz
que da, como un árbol,
el
fruto maduro de Dios, el fruto de tus entrañas.
María,
enséñame a nacer a la vida.
Mujer
entre todas las mujeres,
reaviva
en mí la esperanza que se adormece.
Fritz Westphal
Comentarios