Es bueno agradecer a Dios por todo lo que tenemos y no poner
tanto el énfasis en lo que nos falta. Si vamos ejercitándonos en la gratitud
cada día se vuelve sorpresa y novedad. Cada momento se impregna del dulce aroma
de la “vida nueva” y cada crisis se transforma en una oportunidad.
Nos faltarán cosas. Claro que sí, siempre. Nadie puede tener
todo. Pero la diferencia entre los felices y los infelices es que alaban a Dios
por lo que tienen y no se quejan de lo que les falta.
Hacer la lista de logros y de regalos que posee nuestra
vida, nos ayudará a mirar todo con ojos renovados. De nada nos sirve mirar al
vecino creyendo que su vida es mejor. No estamos en sus zapatos.
Volver la mirada hacia las maravillas de nuestras vidas nos
permite vivir en el presente, dejar de pensar en un pasado que ya pasó y en un
futuro que no sabemos qué traerá. Nos invita a aplaudir, a agasajar y a
sonreír. Nos mueve hacia la
glorificación y las alabanzas a Dios…
Hoy tenemos lo que necesitamos. Y más adelante llegará lo
que nos conviene para nuestro crecimiento…
@Ale Vallina
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