Cada vez más personas eligen vivir en la tristeza y la pena culpando a otros, o lo que es peor, justificándose en que cargan con la cruz que Cristo les ha dado.  El dolor no es querido por Dios, ni lo envía ni lo busca para sus hijos. Lo cual no quita de debamos aceptarlo si llega a nuestra vida, pero ello no nos exime de buscar solución a las dificultades hasta donde se pueda y luchar por vivir en paz y feliz. Por ello murió Cristo, para mostrarnos el camino de libertad, de paz y de amor y no para convertir nuestra vida en un calvario.
P. Javier Rojas sj

Comentarios