No soy Francisco de Asís, ni tengo su fuerza y su santidad.
Pero soy el obispo de Roma y el Papa de la catolicidad. He decidido como
primera cosa nombrar a un grupo de ocho cardenales que constituyan mi consejo.
No cortesanos, sino personas sabias y animadas por mis mismos sentimientos.
Este es el inicio de esa Iglesia con una organización no vertical sino
horizontal.
Francisco
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