Todos podemos imaginar que si tuviéramos más dinero, más
influencia y más poder, seríamos capaces de enderezar el curso de las cosas y
tener más felicidad. Esta tentación me resulta muy familiar, porque muchas
veces la siento en mí mismo tanto como en mis propias comunidades. A veces es
más fácil para mí aceptar la experiencia de ser reconocido por un libro que
escribí o una charla que di, que simplemente sentarme, pobre y humildemente, y
compartir mi vida tiernamente con mis hermanos del Arca.
El mensaje de Jesús es claro: permanecer cerca de la gente,
especialmente de aquellos que están solos, débiles y necesitados; ser su amigo,
su hermana, su hermano. Tal vez no podemos vivir todos con los carenciados de
nuestra ciudad o con lo más oprimidos, pero podemos entablar una amistad con
alguien débil, una señora mayor que padece el Mal de Alzheimer o un muchacho
enfermo de Sida.
Jean Vanier
Comentarios