A veces pretendemos conseguir algo sin importarnos demasiado los sentimientos del otro. Y este tipo de situaciones la vivimos a diario. En la familia, en el trabajo, con los amigos, en la pareja. Pedimos, pedimos, pedimos… a veces caprichosa o egoístamente sin tener en cuenta que aquel que recibe mi pedido no siempre está en condiciones de responder ante mi requerimiento o simplemente no quiere darlo. ¡Cómo cuesta aceptar un “no” como respuesta!
P. Javier Rojas sj

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