El exceso de bondad es el menos peligroso de los excesos. […]
Servir: el placer de servir. Que cada uno se haga un deber de su vida servir.
Servicios organizados: arquitecto, médico, abogados... que donde quiera hayan
católicos haya servicios... esto como la tradición de nuestra fe. Sirvo yo ¿a
quién?
San Alberto Hurtado
Comentarios