"En cada momento de nuestra vida en que nos acercamos a recibir el sacramento que no salva, se nos va quedando impreso un rasgo de la entrega de Jesús. El conjunto de todos ellos va escribiendo en nuestro rostro el suyo, va formando en nosotros una anatomía de comunión, su mismo cuerpo amoroso y entregado." Xavier Quinzá Lleó, SJ

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