"La mayor parte de la vida de Jesús permaneció oculta. Jesús vivió con sus padres en Nazareth, "sujeto a ellos", y mientras tanto "progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". Cuando pensamos en Jesús, pensamos sobre todo en sus palabras y en sus milagros, su pasión, muerte y resurrección, pero nunca debemos olvidar que antes de eso Jesús vivió una vida simple, oculta en un pequeño pueblo, lejos de los grandes del mundo, de las grandes ciudades y de los grandes acontecimientos. La vida oculta de Jesús es muy importante en nuestro propio viaje espiritual. Si queremos seguir a Jesús en palabras y en los hechos, al servicio de su Reino, antes que nada debemos luchar por seguir a Jesús en su vida simple, nada espectacular y muy común, su vida oculta.
El ocultamiento es una cualidad esencial de la vida espiritual. Soledad, silencio, las tareas ordinarias, estar con gente que no lleva grandes agendas, dormir, comer, trabajar, jugar: ésa es la vida que Jesús vivió y que nos pide vivir a nosotros. Es en el ocultamiento donde podemos, como Jesús, progresar "en sabiduría, estatura y en gracia ante Dios y los hombres". Es en el ocultamiento donde podemos encontrar una verdadera intimidad con Dios y un verdadero amor por las personas.
Aún durante su ministerio activo, Jesús siguió volviendo a lugares ocultos para estar a solas con Dios. Si no tenemos una vida oculta con Dios, nuestra vida pública para Dios no puede dar fruto".
Henri Nouwen. Pan Para El Viaje

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