El altar de tu vida
Día 23
Con Jesús por la mañana. “Si mientras llevas tu ofrenda al altar
te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja la ofrenda delante del
altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu
ofrenda” (Mt 5, 23-24). El altar de la ofrenda a Dios es tu vida cotidiana, tu
trabajo, tus relaciones, tus hermanos, en ella concretas tu ofrecimiento, tu
disponibilidad y tu misión. Si cultivas la cultura del encuentro y el diálogo
harás una ofrenda agradable a Dios. Dialoga en paz, abandona las discusiones y
los enfrentamientos verbales. Ofrece el día por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde. Aceptar a los
demás. Aceptar a tu
hermano es diferente a aprobar lo que hace. Aceptar es dejar ser a la otra
persona, permitir que se exprese, que se manifieste, en cambio aprobar es dar
apoyo a la expresión de la otra persona. Si deseas conocer a tu hermano debes
aceptarlo, dejar que se exprese, que se manifieste en su modo y con su estilo,
sin juzgarlo. No podrás amar si no conoces y no podrás conocer si no aceptas.
¿Te das oportunidad para conocer a tus hermanos o juzgas apresuradamente sus
conductas?
Con Jesús por la noche. Mirar los
sentimientos. Serena
las ideas y recoge tus emociones. Descubre algún detalle de cariño que hayas
recibido y agradécelo. Mira en tu corazón los sentimientos de amor, de alegría
y paz que has sentido hoy. ¿Recuerdas las circunstancias que los despertaron?
Disfrútalos y conversa con el Señor de ellos. Ofrécelos y pide lo que deseas
para mañana.
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