Alegría
Día 23
Con Jesús por la mañana.
“Concédenos, Señor, la sencilla alegría. La que es hermana de las cosas
pequeñas, de los encuentros cotidianos y de las rutinas necesarias. La que se
mueve libre entre los grandes, sin uniforme ni gestos entrenados, como brisa
sin amo ni codicia. Tu alegría es confiada y veraz, ve a la más pequeña
criatura amada por ti con un puesto en tu corazón y en tu proyecto” (Benjamín
González Buelta). ¿Cómo resuena lo
cotidiano en tu corazón, te alegra o te vence el aburrimiento? Descubre a Dios
en tu rutina diaria y ofrece el día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde. "Al
acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras
en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos"
(Lc 19, 41-42). En un descanso de tu jornada reflexiona: ¿Qué sentimientos te
despiertan la indiferencia e injusticia que vives en tus ambientes? ¿Cómo
respondes a ellas? Haz que resuene en ti: "Señor, hazme mensajero de
paz" aprovecha estos instantes para actualizar el propósito de la mañana.
Con Jesús por la noche. Rememora palabras. Trae a tu memoria las conversaciones que hoy mantuviste. ¿Qué palabras
o frases escuchadas te resuenan? ¿Por qué te resuenan? ¿Qué has dicho hoy que
sea significativo para ti? ¿Por qué es significativo? ¿Qué conversaciones de
hoy te han dejado en paz y cuáles no? Apunta la diferencia en cada una y haz un propósito para crecer en
adelante. Agradece el día.
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