Solos, sin un Salvador amoroso
Día 10
Con Jesús por la mañana. “La vida se convierte en una carga
insoportable cuando perdemos el contacto con la presencia de un Salvador
amoroso y no vemos más que el hambre que hay que aliviar, la injusticia que hay
que corregir… las soledades que hay que remediar. Problemas críticos todos
ellos y que los cristianos tienen que tratar de resolver” (Henri Nouwen). ¿Qué
haces tú por los que necesitan tu ayuda? Hoy, da de comer a un hambriento,
acompaña al que está solo, viste al desnudo, visita un enfermo, escucha al que
sufre y ofrece el gesto por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde. “El Señor le respondió: Marta, Marta,
te preocupas y te inquietas por muchas cosas, cuando una sola es necesaria.
María escogió la mejor parte y no se la quitarán” (Lc 10, 41-42). Trabaja con
esmero, pero sin ansiedades. Tómate un tiempo para descansar y aquietar el
corazón. Repite al ritmo de tu respiración: “Señor, enséñame a descansar
contigo”, mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche. Detente. Tómate un momento y sé
consciente de lo que has vivido hoy. ¿Qué te llena de alegría? ¿Qué te hace
perder la paz? ¿Dónde tienes puesto tu corazón? No se puede sentir plenitud
interior si no sabemos hacia dónde va nuestra vida.
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