Hacerle lugar a Jesús
Con Jesús por la mañana.
Desde que Jesús se
hizo uno de nosotros y vivió como hombre hasta el extremo, ninguna realidad es
profana, todo es puerta a lo sagrado. Es decir, todo acontecimiento es
oportunidad para hacerle lugar a Jesús en ella y darle cabida para que la
transforme y la plenifique. María y José le hicieron lugar en sus proyectos, y
la salvación fue posible. El nacimiento no es algo que pasó hace más de dos mil
años, es algo que pasa hoy cuando dejamos que Jesús entre en nuestra vida y
nazca en cada realidad que nos toca vivir. Recibirlo cada día es Navidad.
Ofrezco mi día por las intenciones del Papa. ¿Qué lugar haces a Jesús en tu
vida? ¿Dónde nace y dónde quiere Jesús nacer en tu vida y no encuentra lugar?
Con Jesús durante el día.
«Quien me recibe a
mí, recibe al que me envió» (Mt 10,40). Reflexiona, ¿Me importa la vida
de los demás? ¿Eres consciente que la felicidad y el sufrimiento de los demás,
en parte, es una responsabilidad tuya? Hazle lugar en tu día a un compañero,
amigo o familiar que requiera algo de ti.
Con Jesús por la noche.
Agradezco a Jesús el
día. ¿A qué le hago lugar en mi vida? ¿Le hago lugar a la felicidad de los que
Dios me ha confiado, o estoy más pendiente de mis mundillos? Pido perdón.
Mañana seré receptivo a los demás. Pido para que Jesús nazca en medio de los
pueblos indígenas.
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