Te has preguntado alguna vez, ¿qué harías si no sintieras miedo?
El miedo es una emoción que compartimos los seres humanos con los animales (incluso hay quienes dicen que las plantas pueden llegar a sentir algo muy parecido al temor cuando son mutiladas o alejadas de su hábitat). Pero la gran diferencia que existe entre los animales y nosotros, es que mientras a ellos el miedo les es funcional pues los prepara para huir, para defenderse o para atacar según el caso, a los seres humanos el miedo puede llegar a malograrnos la vida.
Si Jesús insistió tanto a quienes quisieran oírlo que no debían temer, es porque los seres humanos necesitamos escuchar esas palabras que nos vienen de Dios para poder confiar.
Hay tantos temores como personas habitan el ancho mundo. La mayoría de ellos se generan porque no vivimos de lleno en el momento presente. Si tan solo pudiésemos estar en el” aquí y ahora” con todo nuestro ser, y dejar de imaginar un futuro de escenarios terribles (que con seguridad nunca llegarán a darse), lograríamos quitarle poderío a aquellos fantasmas que nos atemorizan…
No dejes que el miedo te robe tu energía, tu sonrisa, tu alegría, tus sueños, tus deseos, tu fortaleza…
La próxima vez que te sobresalten pensamientos que te alarmen y te quiten la paz, prueba de repetir varias veces y con cada respiración la siguiente frase: “No temeré ningún mal, pues mi Señor está a mi lado en todo momento”.
Las  situaciones que te atemoricen no desaparecerán, pero tu corazón con cada respiración y con cada palabra recordará que no estamos solos ni desamparados, sino que un Dios-Hombre que también sintió el miedo pudo afrontarlo de la mano de su Padre.
Que así sea.
@Ale Vallina

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