Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de sabiduría: 
dame mirada y oído interior 
para que no me apegue a las cosas materiales, 
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de amor,
haz que mi corazón 
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de verdad: 
concédeme llegar al conocimiento de la verdad 
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
agua viva que lanza a la vida eterna.
Concédeme la gracia de llegar 
a contemplar el rostro del Padre 
en la vida y en la alegría sin fin. 
Amén.
San Agustín

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