Existe una gran tentación, de la que todos los cristianos, debemos cuidarnos mucho. Se trata de la llamada “soberbia espiritual” que posee varias aristas pero que es siempre peligrosa y nos aleja del Señor.
Algunas personas que frecuentan asiduamente las iglesias, cooperan estrechamente con los sacerdotes y realizan algunas actividades pastorales, pueden sentirse tentadas de creerse “un poco más cerca de Dios” que el resto de los mortales. En cierto modo, se apropian de lossacerdotes, de las sacristías e incluso toman decisiones arbitrarias respecto de asuntos comunitarios argumentando su cercanía con el párroco o su asidua participación en las actividades diarias de los templos.
Creemos que esto no sólo es sumamente peligroso, sino que además nos aleja del mensaje evangélico. El Papa Francisco constantemente nos previene sobre este mal endémico y grave.
La prudencia, y en especial la humildad de sabernos instrumentos en manos del Amor, pueden reubicarnos y ayudarnos a no creer que somos propietarios de la iglesia... sino miembros de ella.
Esto a lo que nos referimos, no solamente afecta a los laicos. Muchos religiosos y religiosas también son susceptibles de esta terrible tentación.
Dios no es “posesión” de nadie en particular, y estaríamos muy lejos suyo si creyésemos poder dominarlo. Pidamos al buen Dios sabernos siempre instrumentos sencillos y limitados, y reconocer de corazón que la obra es del Creador.
@Ale Vallina
Algunas personas que frecuentan asiduamente las iglesias, cooperan estrechamente con los sacerdotes y realizan algunas actividades pastorales, pueden sentirse tentadas de creerse “un poco más cerca de Dios” que el resto de los mortales. En cierto modo, se apropian de lossacerdotes, de las sacristías e incluso toman decisiones arbitrarias respecto de asuntos comunitarios argumentando su cercanía con el párroco o su asidua participación en las actividades diarias de los templos.
Creemos que esto no sólo es sumamente peligroso, sino que además nos aleja del mensaje evangélico. El Papa Francisco constantemente nos previene sobre este mal endémico y grave.
La prudencia, y en especial la humildad de sabernos instrumentos en manos del Amor, pueden reubicarnos y ayudarnos a no creer que somos propietarios de la iglesia... sino miembros de ella.
Esto a lo que nos referimos, no solamente afecta a los laicos. Muchos religiosos y religiosas también son susceptibles de esta terrible tentación.
Dios no es “posesión” de nadie en particular, y estaríamos muy lejos suyo si creyésemos poder dominarlo. Pidamos al buen Dios sabernos siempre instrumentos sencillos y limitados, y reconocer de corazón que la obra es del Creador.
@Ale Vallina
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