«El espíritu de Dios quiere ser experimentado. Quiere
mostrarse en nosotros, para que en nosotros le conozcan los hombres. La gente
percibe si nos situamos nosotros mismos en el centro o si somos transparentes
para algo que es mayor que nosotros.
Se trata de una cuestión de irradiación. Irradiar a Dios
significa difundir paz, indulgencia, amplitud, libertad, quietud y amor. Si los
hombres perciben todo esto en nosotros, entonces también podemos hablar de Dios
de manera adecuada. Pero sin esta irradiación, el discurso sobre Dios es simple
teoría. Y con mucha frecuencia se reduce a pura porfía.»
Anselm Grün
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