¿Dónde vas y dónde quieres llegar cada tarde entre dos luces, cansado de andar y andar, hecho camino de esperanza? ¿Quién te sigue, quién se atreve a poner su pie desnudo en tu pisada siempre en marcha? ¿Por qué llevas sólo amor? ¿Por qué llevas paz y gracia?
¿Por qué saber que la luz de las estrellas es tu tienda en la noche que te aguarda? Caminante, de corazón pobre y libre, hecho tienda abierta en tu llamada. Caminante, alzando siempre la vista, que busca la perfección en la altura y dejas sola la playa.
Hay quienes no hacen camino, no buscan, no escuchan y su andar es solo pisadas, porque el alma se ha hecho sorda en el dinero y la muerte se ha agarrado a sus entrañas. Pero a Ti te gusta dejar al paso la huella de tu pisada. Te gusta que el hombre oiga el pajarillo que el Padre alimenta cada mañana.
Señor de los caminos que buscan llegar. Señor de los caminos abiertos entre los campos que gritan libertad. Señor de los caminos que arrancan al hombre de lo seguro, de los suyos, de sus bienes, de sus cosas y lo lanzan a seguir tu paso hecho sendero estrecho y a seguir tu paso donde quiera que vayas.
Señor, si el camino es largo, si la sed y el sol abrasan, Tú eres el vaso fresco de agua. Arranca, arráncame de las cosas, que mi corazón aún guarda una gaviota que quiere abrir sobre el mar sus alas.

Gustavo Albarrán SJ

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