No se trata de enjugar una lágrima, lo cual se hace pronto. Ni de sentir un poco de misericordia, lo cual es demasiado fácil. Se trata de ser conscientes y de no contentarse con vagar de aquí para allá preocupados por nuestra puertecita de paraíso. Se trata de rehusar a seguir en la siesta suave y placentera, cuando todo clama y desespera a nuestro alrededor. Se trata de no aceptar ya ser felices solos.
Makelé Wollo, Escritor Etíope.

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