Evangelio del día - 18/07/2012
En aquel tiempo, Jesús
dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre,
y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
(Mt 11,25-27)
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