Dios no coarta nuestra libertad de elección. No nos ahoga, no nos presiona. Es puro respeto y paciencia.
Porque Él confía en nosotros y apuesta por nosotros es que nos otorga libertad de acción. Podemos elegir seguir esto o aquello. Hablar o callar. Venir o ir. Caminar o correr. Ayudar o seguir de largo. Todas las posibilidades pasan ante nuestro corazón...
Si bien nada de lo que elijamos hará que Él nos ame menos, “la lógica del amor” es que deseemos que quién amamos elija lo que lo plenifica y lo hace mejor persona...
Eso quiere el Padre de nosotros. Nuestra plenitud de hijos de Dios. Nuestra felicidad y nuestra perfección...
@Ale
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