Padre José: Dios te ha confiado su Tesoro más preciado, 
y de tu fiat y amén vivimos los redimidos. 
Tú le mostrarás al Arquitecto del cosmos cómo trabajar la madera; 
a la Palabra eterna, le enseñarás hablar; 
al Amigo del Hombre a forjar vínculos de amistad; 
al Guardián de Israel a no temerle a la noche, 
al que enseñó a caminar a Efraím, a dar primeros pasos, 
al que juega desde siempre ante el Padre a decir: Shemmá... 
al Bienamado del Padre, a refugiarse en tus besos.  

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