¿Vale la pena ser jesuita? Se le pregunta a Fernando Prado sj, misionero en África
Pues claro que sí, para mí es una vocación fabulosa (si tuviera que volver a empezar, lo haría sin la menor duda y repetiría mi vida con puntos y comas).
Basta con ver todo lo que hace la Compañía y todos los servicios que presta en todo el mundo y en todos los campos actualmente (y si tienes en cuenta la historia, más todavía), para ver que vale la pena pertenecer a ese grupo apostólico al servicio de la iglesia y de la humanidad. Pero a condición de asumir a fondo la vocación con todas sus exigencias, para integrarlas, única manera de realizarse espiritual y humanamente. Lo que no se asume, se lo padece, y eso no dura. Todo se juega entre esas dos palabritas, asumir o padecer…, no hay término medio.
¿Una frase que resuma su vida jesuita (misionero o no)?
“Ninguna vida puede llegar a su plenitud si no fue plenamente aceptada”.
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