Que en este nuevo año que está por comenzar aprendamos a "vivir en familia", de verdad. Es un deseo profundo de cada uno de nuestros corazones. Claro que no hay recetas mágicas para saber vivir en familia. Los horarios agotadores, las largas jornadas laborales, los bebés que se transforman en un santiamén en niños y más rápido aún en adolescentes…Los apremios económicos, las crisis de edad, la demasiada información que a veces nos confunde y aturde …Los cambios constantes y desgastantes en todos los órdenes…valores cambiantes y confusiones varias…Ufff…
Pero el panorama no es del todo desalentador. Hay tantos dones dentro de nuestras familias, tantas alegrías y tantos gozos!!!
De cara al 2012 podemos hacer un listado de prioridades para desplegar como alas este próximo año en vistas a la vida familiar. Cada familia tendrá las suyas, pero los seres humanos por nuestra condición de sociales e hijos del mismo Dios percibimos que existen deseos hondos, que vienen del corazón…y que en muchos casos son comunes a todos. Seguramente son muchos y cada familia puede completar su lista. Esta es sólo una que se me ha ocurrido a mí y se las comparto...
Sería bueno que en este año que ya está por comenzar......
Alabemos el misterio y el regalo que somos los unos para los otros en nuestro hogar.
Reconozcamos los errores, pues todos los cometemos. Pidamos perdón oportunamente, con la humildad de sabernos “pecadores perdonados”.
Dialoguemos. Sobre todos los temas y siempre que sea oportuno, respetando al otro en toda en su individualidad.
Disfrutemos del tiempo juntos. Es decir, apaguemos más la TV y encendamos más la comunicación interpersonal, esa que nos nutre y alegra.
Reconozcamos que todas las familias tienen sus problemas, y que pueden ser superados con mucho amor, comprensión y ánimo. Examinemos nuestras expectativas respeto de los demás. No sea que nos hayamos convertido en tiranos perfeccionistas y creamos que todos nos deben obedecer. No hay moldes humanos y cada miembro de nuestra familia es único y posee sus propios y merecidos talentos.
Aprendamos juntos la tolerancia, y el respeto por lo diferente que nos rodea. No juzguemos lo diferente sin primero “darnos una vueltita” por la caridad…
Fortalezcamos los lazos con los miembros más distanciados de la familia “ampliada.
Estimulémonos unos a otros en nuestros emprendimientos personales, laborales, de estudios…No hay nada más sano que saber que detrás de uno hay “familia” que nos sostiene y anima permanentemente.
Celebremos la vida plasmada en cumpleaños, aniversarios y fiestas. Celebrar la vida es definitivamente honrarla…
Respetemos los espacios personales. No invadamos ni penetremos con violencia en el mundo íntimo del otro. Seamos respetuosos del “santuario interior” de cada uno.
Abramos nuestra casa y nuestra familia a otros: amigos, compañeros y gente necesitada de afecto. Es tan grato abrir nuestras puertas y ventanas de para en par para dejar entrar la vida...
Demostremos nuestros sentimientos. No demos por sentado que el otro sabe que lo amamos. Abracemos, besemos, acariciemos más…Riamos juntos...
Por último, recurramos siempre a Dios. Rezar en familia une con lazos indestructibles. No nos perdamos esta hermosa ocasión de sentirnos amados por el Padre y escuchados por Él en oración unida de padres, hijos y hermanos.
Recuerda que las familias no son estáticas. Gracias a Dios! Y pasamos y pasaremos por diferentes instancias, alegres y dolorosas con las que creceremos y nos haremos más sensatos, más valientes y más creativos…
A vivir en familia se aprende “viviendo en familia”…Y es una bellísima aventura a emprender cada día. No te la pierdas, por miedo o soberbia o intolerancia. Lo que nos nutre es la familia…Gracias Dios por la mía!!!
© Ale Vallina
Pero el panorama no es del todo desalentador. Hay tantos dones dentro de nuestras familias, tantas alegrías y tantos gozos!!!
De cara al 2012 podemos hacer un listado de prioridades para desplegar como alas este próximo año en vistas a la vida familiar. Cada familia tendrá las suyas, pero los seres humanos por nuestra condición de sociales e hijos del mismo Dios percibimos que existen deseos hondos, que vienen del corazón…y que en muchos casos son comunes a todos. Seguramente son muchos y cada familia puede completar su lista. Esta es sólo una que se me ha ocurrido a mí y se las comparto...
Sería bueno que en este año que ya está por comenzar......
Alabemos el misterio y el regalo que somos los unos para los otros en nuestro hogar.
Reconozcamos los errores, pues todos los cometemos. Pidamos perdón oportunamente, con la humildad de sabernos “pecadores perdonados”.
Dialoguemos. Sobre todos los temas y siempre que sea oportuno, respetando al otro en toda en su individualidad.
Disfrutemos del tiempo juntos. Es decir, apaguemos más la TV y encendamos más la comunicación interpersonal, esa que nos nutre y alegra.
Reconozcamos que todas las familias tienen sus problemas, y que pueden ser superados con mucho amor, comprensión y ánimo. Examinemos nuestras expectativas respeto de los demás. No sea que nos hayamos convertido en tiranos perfeccionistas y creamos que todos nos deben obedecer. No hay moldes humanos y cada miembro de nuestra familia es único y posee sus propios y merecidos talentos.
Aprendamos juntos la tolerancia, y el respeto por lo diferente que nos rodea. No juzguemos lo diferente sin primero “darnos una vueltita” por la caridad…
Fortalezcamos los lazos con los miembros más distanciados de la familia “ampliada.
Estimulémonos unos a otros en nuestros emprendimientos personales, laborales, de estudios…No hay nada más sano que saber que detrás de uno hay “familia” que nos sostiene y anima permanentemente.
Celebremos la vida plasmada en cumpleaños, aniversarios y fiestas. Celebrar la vida es definitivamente honrarla…
Respetemos los espacios personales. No invadamos ni penetremos con violencia en el mundo íntimo del otro. Seamos respetuosos del “santuario interior” de cada uno.
Abramos nuestra casa y nuestra familia a otros: amigos, compañeros y gente necesitada de afecto. Es tan grato abrir nuestras puertas y ventanas de para en par para dejar entrar la vida...
Demostremos nuestros sentimientos. No demos por sentado que el otro sabe que lo amamos. Abracemos, besemos, acariciemos más…Riamos juntos...
Por último, recurramos siempre a Dios. Rezar en familia une con lazos indestructibles. No nos perdamos esta hermosa ocasión de sentirnos amados por el Padre y escuchados por Él en oración unida de padres, hijos y hermanos.
Recuerda que las familias no son estáticas. Gracias a Dios! Y pasamos y pasaremos por diferentes instancias, alegres y dolorosas con las que creceremos y nos haremos más sensatos, más valientes y más creativos…
A vivir en familia se aprende “viviendo en familia”…Y es una bellísima aventura a emprender cada día. No te la pierdas, por miedo o soberbia o intolerancia. Lo que nos nutre es la familia…Gracias Dios por la mía!!!
© Ale Vallina
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