“ÉL, UN NIÑO DE PECHO,
PARA QUE TÚ PUEDAS SER
UN HOMBRE PERFECTO
ÉL, ENVUELTO EN PAÑALES,
PARA QUE TÚ QUEDES LIBRE
DEL LAZO DE LA MUERTE
ÉL, EN EL PESEBRE,
PARA QUE TÚ PUEDAS ESTAR
CERCA DEL ALTAR.
EN LA TIERRA
PARA QUE TÚ PUEDAS VIVIR
SOBRE LAS ESTRELLAS”
(San Ambrosio)

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