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En ocasiones se une indisolublemente el camino hacia Dios con el sacrificio que duele. San Ignacio, por ejemplo, entiende el sacrificio como salir de "nuestro propio sentir y querer", como un camino del amor propio al amor a Dios y a los demás. El sacrificio, en ocasiones,  es necesario si queremos amar verdaderamente a alguien porque significa renunciar al  propio bienestar. Pero no creemos que el sacrificio sin más sea algo necesario para amar. Los cristianos no creemos que el sacrificio geste el amor, como tampoco creemos que el castigo haga a una persona obediente. No, por lo menos de modo tan tajante. Cuando recordamos a María de los Dolores, de pie ante la cruz, intuimos el desgarrador desconsuelo de la Madre. En ese dolor que hasta puede exceder toda comprensión humana, solo se nos hace comprensible cuando entendemos que lo sostiene un amor tan grande a Dios y una entrega absoluta a su voluntad. Pero debemos tener cuidado del razonamiento que dice que “Dios hace su...
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En realidad, ¿qué define quiénes somos? O si se quiere, ¿por medio de qué deseamos que nos definan?. ¿Acaso por lo que hacemos?  ¿Tal vez por nuestros valores? ¿Será por las relaciones que frecuentamos, con quiénes nos “codeamos”?  ¿Será por  los bienes que poseemos o por los lugares que visitamos?... Cuando Jesús pregunta a sus discípulos “¿Quién dice la gente que soy Yo?”, no lo hace porque tenga problemas de identidad, y necesite que desde afuera le llegue la respuesta a este vital interrogante. Lo hace porque desea conocer cómo se definen los discípulos a sí mismos. Hay muchas personas que se han olvidado de quiénes son porque están todo el tiempo buscando que se reconozca lo que hacen.  Se buscan en la mirada ajena, y no en la propia…Cuando creemos que somos lo que hacemos, corremos el riesgo de perder nuestra verdadera identidad…Es cuando el ego “se come” al alma.  No somos lo que hacemos. Somos mucho más. Somos hijos, hermanos, amigos. Nuestra...
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Hoy tuve la bendición de ser testigo de un encuentro del más puro amor entre dos niños de 5 o 6 años aproximadamente. Uno de ellos tenía clavadas varias astillas de madera en una de sus manitos. Entre lágrimas y sollozos intentaba, sin éxito, retirarse las astillas. Con cada intento una nueva lágrima corría por su regordeta mejilla. Otro niño que lo estuvo observando intrigado durante algunos minutos, se levantó del arenero y se le acercó resueltamente.. No se conocían. Estab an ocasionalmente juntos en una plazoleta de juegos. Yo los tenía a ambos a no más de dos metros de donde estaba sentada. El primero lloraba y su mamá desde lejos le decía que se marcharan a casa donde le lavaría las manos y le retiraría las astillas. El segundo, venciendo cierta timidez calculo yo, de pronto se acercó al niño lastimado y le dijo con autoridad: “Dame la mano, te voy a ayudar”. Así, sin esperar la respuesta del otro niño, le tomó la mano y con mucha delicadeza fue apretándole la piel en los luga...
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La doctrina de Jesús no es un rejunte de principios teóricos o abstractos sino una invitación a vivir conforme al anuncio de su mensaje. Nuestro “modo de proceder” debe ir conformándose cada vez más con la Buena Noticia que hemos recibido. Nuestro modo de vivir debe ser el reflejo de nuestras plegarias. Y nuestras oraciones iluminar y transformar nuestras actitudes. Las verdaderas actitudes cristiana nacen del encuentro con el Padre y no del arte de saber justificarse como el fariseo que se creía justo por cumplir la ley. Nuestro compromiso como cristianos con Jesús es unirnos a la misión que recibió del Padre; convertir éste mundo un lugar de fraternidad. Al juzgar por lo que vivimos pareciera que muchos cristianos prefieren vivir su fe en un “ámbito muy privado” y no comprometerse demasiado. Hay quienes prefieren mostrarse compasivos y misericordiosos ante los demás, antes que serlo realmente. Maquiavelo decía; es más “útil” aparentar tener que poseer. ¿Triste, no? Debemos t...
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Cuando rezas con esperanza, te inclinas hacia Dios, confiando plenamente en que Él es leal y cumple sus promesas. Esta esperanza te brinda una nueva libertad que te permite ver la vida en forma realista, sin sentirte desanimado. Esta libert ad se pone de relieve en las palabras de otro estudiante que escribió: Esperanza significa seguir viviendo en medio de la desesperación, y mantenerse animoso en la oscuridad. Esperanza es saber que existe el amor, es confiar en el mañana, es irse a dormir y volver a despertar cuando sale el sol. En medio de un ventarrón en el mar, es descubrir tierra firme. En los ojos del otro, es ver que eres comprendido. Siempre que quede esperanza, habrá también oración... Y serás sostenido por las manos de Dios. Henri Nouwen
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Nuestra primera tarea es romper la indiferencia. Resistirnos a seguir disfrutando de un bienestar vacío de compasión. No continuar aislándonos mentalmente para desplazar la miseria y el hambre que hay en el mundo hacia una lejanía abstracta , para poder así vivir sin oír ningún clamor, gemido o llanto. El Evangelio nos puede ayudar a vivir vigilantes, sin volvernos cada vez más insensibles a los sufrimientos de los abandonados, sin perder el sentido de la responsabilidad fraterna y sin permanecer pasivos cuando podemos actuar. José Antonio Pagola

EL PAPA FRANCISCO EXPLICA CÓMO PODEMOS CONOCER A JESÚS

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" Se puede conocer verdaderamente a Jesús mediante la mente, el corazón y la acción. “Se debe conocer a Jesús en el Catecismo. Pero no es suficiente conocerlo con la mente: es un paso.  A Jesús es necesario conocerlo en el diálogo con Él, hablando con Él, en la oración, de rodillas. Si tú no rezas, si tú no hablas con Jesús, no lo conoces. Tú sabes cosas de Jesús, pero no vas con el conocimiento que te da el corazón en la oración. Conocer a Jesús con la mente, el estudio del Catecismo; conocer a Jesús con el corazón, en la oración, en el diálogo con Él. Esto nos ayuda bastante, pero tampoco es suficiente... Hay un tercer camino para conocer a Jesús: es el seguimiento. Ir con Él, caminar con Él”. Es necesario “andar, recorrer sus caminos, conocer a Jesús con el lenguaje de la acción”. “Si yo conozco a Jesús así, me implico con Él”: “No se puede conocer a Jesús sin implicarse con Él, sin jugarse la vida por Él. Cuando tanta gente – también nosotros – se hace esta pregunta: ‘¿Pero ...