Corrupción del corazón
Día 24
Natividad de San Juan Bautista
Con Jesús por la mañana. «Con ese “¿A mí qué me importa?”, que
llevan en el corazón los que especulan con la guerra, quizás ganan mucho, pero
su corazón corrompido ha perdido la capacidad de llorar. Caín no lloró. No pudo
llorar» (Papa Francisco). ¿Reconoces qué
cosas endurecen tu corazón? ¿Condenas a tus hermanos por su fragilidad o te
compadeces del daño y el dolor que puedan ocasionar y padecer? Quien tiene duro
el corazón vive en la miseria de la soledad deshabitada. Acércate a esa persona
de quien estás alejado y salúdala con afecto. Ofrece tu día por la intención
del mes.
Con Jesús por la tarde. «Todos los que se enteraron guardaban
este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él» (Lc 1, 66). ¿Para qué te escogió Dios? ¿Cuál es tu misión
en este tiempo? ¿Cómo respondes? Escucha
la resonancia que te deja decir en silencio: «Te doy gracias porque me has
escogido».
Con Jesús por la noche. Hazte consciente. ¿Cómo viviste tu día?
¿Qué sucedió que te causa alegría o tristeza? Identifica las emociones que te
“movieron” hoy. ¿Hubo algún pensamiento
que se repitiera? Jesús te acompañó hoy, ¿Puedes reconocer su presencia en
personas o acontecimientos? Agradece a Dios por tu vida y disponte a iniciar
una nueva jornada.
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