El Dios del consuelo
Día 4
Con Jesús por la mañana. “La
misericordia tiene también el rostro de la consolación. Es cierto, a menudo
pasamos por duras pruebas, pero jamás debe decaer la certeza de que el Señor
nos ama. Su misericordia se expresa también en la cercanía, en el afecto y en
el apoyo que muchos hermanos y hermanas nos ofrecen cuando sobrevienen los días
de tristeza y aflicción. Enjugar las lágrimas es una acción concreta que rompe
el círculo de la soledad en el que con frecuencia terminamos encerrados.” (Papa
Francisco) Da una palabra de aliento a quien hoy la necesite. Ofrece tu día por
la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde. “Les aseguro que quien cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida.” (Jn 6,47-48). Ser pan para otros es nutrir sus
vidas, alimentar su esperanza y su fe en Jesús que a todos nos ama. Repite al
ritmo de tu respiración “Señor que sea pan para mis hermanos”, mientras traes a
tu corazón a tantos hermanos de África que dan testimonio de entrega de sus
vidas por los demás. Agradece por ellos.
Con Jesús por la noche. Rememora
palabras. Recuerda las conversaciones que hoy mantuviste. ¿Qué palabras o
frases te resuenan y por qué te resuenan? ¿Cuáles te han dejado en paz y cuáles
no? Apunta la diferencia en cada una y
haz un propósito para crecer en adelante. Agradece el día.
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