Muchas personas han abandonado la fe porque nunca han experimentado el amor de Dios. No se han sentido salvadas e indagan por otros caminos. Es el gran reto que tenemos como comunidad cristiana, ayudar a las personas a encontrarse con el amor de Dios, con la salvación que nos ofrece. Encuentro que es acogida. Oferta que reclama apertura. Hay gente que deja la comunidad convencida de que ha dejado de creer, cuando en realidad solo ha cambiado de ideología. Esto se aprecia en los jóvenes. Se abren a conocimientos nuevos, a explicaciones de la realidad que les resultan novedosas, y se les cae el entramado cuasi-mítico que se habían formado en el ámbito religioso. Está bien que sigámonos empeñándonos en el diálogo fe-cultura, ciencia-religión,… pero nuestro gran hándicap sigue siendo la educación creyente del corazón, para que puedan reconocer el amor que Dios nos tiene y la salvación que nos ofrece ya para esta vida.
Fundamentados en el amor de Dios, nuestra vida está llamada a ser una respuesta al amor de Dios y una respuesta de amor al prójimo… porque hemos experimentado que el amor salva.
P. Angel Mª Ipiña Garmendia, csv

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