Hay ocasiones en las que la vida parece luchar batallas difíciles. Algunos las llaman “pruebas”, otros “noche oscura”. Hay quienes les dan el nombre de “trago amargo” y otros, usando las palabras de Jesús, piden que Dios les aparte ese “caliz”. Lo cierto, es que esas duras batallas, deben ser atravesadas con todo el arsenal de recursos que tenemos a nuestro alcance: oración persistente y confiada, silencio interior para poder escuchar la voz divina, conversaciones con personas que pueden aconsejarnos (o al menos escuchar con afecto el clamor de nuestro corazón), y la “paciencia esperanzada”. Ésta, es la que nos dará el sosiego para aguardar la salida del sol, después de la tormenta.
@Ale Vallina

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