Desaprender es una decisión de nuestra libertad modesta y real. Supone no el cambio por el cambio, sino el cambio por el maduro intercambio con la realidad de dentro y fuera de nuestra persona. Conlleva un dialogo serio, escuchador, analítico que pondere, reflexione, sienta y consienta. Supone un aprendizaje continuo, una "formación permanente. (…) La flexibilidad versus el dogmatismo, nos recuerda aquella recomendación de Pablo en la sabiduría cristiana: "Examinad todo, quedaros con lo bueno" (1Tes 5, 21)

José A. García-Monge, SJ


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