Los apóstoles se sintieron desde el primer momento seducidos por Jesús. Por su forma de ver la realidad y por su pensamiento renovador, profundamente humanista y basado en el amor incondicional del Padre a sus hijos. Los sedujo la energía de Jesús, sus convicciones y su afecto por los más pobres, afligidos y necesitados. Las características de los primeros seguidores de Jesús eran de las más diversas, como bien sabemos. Desde un Pedro impulsivo y enérgico hasta un Felipe tranquilo y voluntarioso, pasando por un Tomás incrédulo y un Juan agudo y lúcido.
Los doce, muy distintos en sus personalidades y visiones de la realidad. Doce hombres, doce seguidores, doce hermanos…
       No eran personas cultas ni preparadas. En general eran rudos y de baja condición social…Pero fueron los elegidos del Señor…Fueron ellos los encargados de acompañar a Jesús en su vida pública, aprender junto a Él y conformar las primeras comunidades cristianas…
Nosotros también somos llamados a ser sus apóstoles. Con nuestros talentos, carismas, sombras y debilidades. El Señor no nos pide perfección, sino “disponibilidad, caridad y entusiasmo.”
Pidamos, como decía Ignacio, conocimiento interno del Señor, para más amarlo y seguirlo.
Que así sea.
@Ale Vallina

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