Peregrinar



Peregrinar es salir.
Salir al encuentro de lo desconocido,
dejar a un lado lo que te traes entre manos
diciendo adiós a las tierras conocidas.
Peregrinar es cargar la mochila a la espalda.
Llevar las cargas al hombro
con el garbo que se pueda.
Caminar con lo puesto y poco más
evitando lo superfluo e inútil.
Peregrinar es asombrarse,
asombrarse cada día de la belleza
y de la novedad.
Llenarse los ojos de la serenidad del verde,
los pequeños pueblos, el rumos del agua
y el románico.

Peregrinar es ir siempre más allá.
Un paso cada vez y muchos de ellos con esfuerzo.
Algunas veces con oscuridad, con necesidad de luz.
En ocasiones bruma y lluvia, en otras sol y calor.
y cada pequeño tramo nos conduce al siguiente.

Peregrinar es prepararse cada mañana
con cuidado para el día.

Peregrinar es gozo y es esfuerzo.
Cada jornada poner de tu parte
para iniciar el camino
sabiendo que la etapa será larga,
que habrá cuestas y se atravesarán obstáculos,
que habrá que vencer los cambios de clima y de
circunstancias.

Peregrinar es saber permanecer a pesar del dolor.
A pesar del cansancio y las ampollas.
No rendirse en los momentos de flaqueza.
No ceder a la tentación de buscar lo fácil.

Peregrinar es saber permanecer en el camino.
Peregrinar es recibir y entregar.
llegar cada día a un espacio distinto y acogerlo.
Aprender a soltar el lugar de ayer
para continuar hacia un hito nuevo
con nuevos paisajes y nuevos encuentros.
Es acoger y soltar.

Peregrinar es aprender a caminar con el otro
complementando los ritmos.
En ocasiones tirar, en ocasiones saber pedir ayuda.
Es aprender a comunicarse desde los pequeños
gestos.

Peregrinar es encontrarse con otros a veces muy
Diferentes que inician el camino por diversos motivos.
Admitir que cada persona tiene sus búsquedas
propias, acoger la diferencia como riqueza y complemento.

Peregrinar es llegar. Llegar a la meta fijada, es­tando pronta para continuar en otras etapas, y otros caminos.
Peregrinar es llegar con la emoción a flor de piel,
entre risas y lágrimas,
Es llegar y contemplar y hacer silencio.
Siempre algo nuevo. Siempre dejándonos fluir.
 Agradecer la vida de cada día como un don.

Publicado por Toña Monzón en “Saber" de saborear

Comentarios

Marta ha dicho que…
Y para el que no puede, es cerrar los ojos e imaginar día a día el peregrinar del otro, es sentir sus emociones, el dolor del cansancio, el ardor de las ampollas........y la emoción indescriptible de haber logrado la meta, suerte en el camino querido Javier.