Cuándo te sobreviene una enfermedad, un desconsuelo o una profunda tristeza cómo queda tu relación con Dios? En qué cambia? Puedes rezarle?
Este testimonio es fuerte y sobrecogedor. Para aprender…
"La experiencia más grata que he tenido a lo largo de este año y medio consiste en no haber cambiado mi relación con Dios. La gran tentación fue volver de la fe a la religión, de la confianza gratuita al interés. Aprendí a reconciliarme con Dios sin esperar nada de él. Tuve que asumir que mi salud no dependía de Dios, tampoco mi enfermedad. Dios ni me la enviaba ni la quería. Simplemente era algo que estaba ocurriendo en mi vida. Si no me había quejado de Dios cuando todo me iba bien, ¿por qué me iba a quejar cuando todo marchaba mal? Si yo a Dios no le he pedido nada en mi vida -excepto que sea santificado su nombre- , ¿por qué le iba a pedir durante la enfermedad? Por ello, en mi relación con Dios, cuando pretendía verbalizar interiormente alguna oración, me salía tan sólo aquella estrofa: 'Señor ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!'".
J. Burgaleta. Creer Desde La Noche Oscura. Recuerdo de su experiencia de enfermo
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