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El materialismo es otra manera de llamar a la avaricia. El materialismo es un desorden por los bienes materiales que conduce a la persona a desear acumular todo lo que puede. El materialista posee una incapacidad de saborear o de gozar de sus logros. Vive temeroso de que “se le escape” lo que atesora. De que se vacíen sus alforjas... La avaricia, por el contrario,  es una enfermedad del alma que se manifiesta por la posesión de bienes materiales, pero que es apreciable también en el deseo de adquirir “bienes espirituales” con el solo objetivo de que le otorguen prestigio ante los demás. El avaro “espiritual” va por la vida buscando ser considerado como un santo!!! Entonces, el hombre o la mujer materialistas  viven el espíritu del mundo que busca poseer todo cuanto puede. Teme perder lo que tiene y le gusta ser tratado conforme a sus riquezas. Pero el avaro espiritual, no actúa de modo muy distinto... Es verdad de que su ansia por poseer cosas materiales puede ser menor, pe...
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No hay nada que reemplace el encuentro personal de dos o más seres que deciden acercarse. Miradas que se cruzan, dedos que se entrelazan, un abrazo cálido que reconforta el alma… Sin embargo el ajetreo de la vida moderna, con sus horarios acotados, sus tiranías y sus arbitrariedades; las distancias que alejan y también ciertos hábitos individualistas de la posmodernidad que nos  repliegan sobre nosotros mismos,imposibilitan, en ocasiones, los encuentros cara a cara.  En estos casos, las nuevas tecnologías rápidas y veloces, que conectan en segundos a personas que se encuentran en las antípodas del planeta, o quizá, a unas cuadras de distancia, pueden colaborar y propiciar los acercamientos entre las personas.  Lo importante es el buen uso que se haga de estos avances tecnológicos. Si mi día a día transcurre frente a la computadora o el móvil, sin mirar a mis hijos cuando me hablan, sin contestar a mi esposo o amigos cuando esperan una respuesta de mí, algo muy grave ...
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Jesús, signo y pan que alimenta nuestra fe

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Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?". Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello". Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?". Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado". Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo". Jesús respondió: "Les aseguro qu...
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