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Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.» Mt. 11, 28. Si algo nos agobia es no tener un lugar tranquilo donde descansar y percibirnos amados gratuitamente. Con frecuencia nos sentimos cansados y exigidos. Luchamos diariamente yendo de un lugar a otro para lograr nuestras metas, pero no tenemos un espacio sencillo y cálido adonde ir a descansar y a recuperar las fuerzas. El agobio puede ser aún mayor si, además, no contamos con un corazón dispuesto a recibirnos tal y como somos. ¿Qué agobia al hombre y a la mujer de hoy? El estrés, sin dudas. Correr de aquí para allá nos enferma silenciosamente. Mayor agobio aun, nos produce estar perdiendo la capacidad de amar y de sentirnos amados gratuitamente. No hay mejor lugar donde hallar la paz y el descanso que el alma necesita, que el corazón de Jesús. Ese corazón es nuestro remanso, nuestro bálsamo, nuestro cobijo seguro. Con frecuencia nos sentimos agobiados, preocupados y e...
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Cada acto, cada pensamiento, cada palabra dicha o pensada van creando nuestra existencia. No hay un libro escrito con todo lo que ha de pasar cada día de nuestra vida, como tampoco hay un camino hecho. Vamos “haciéndonos” mientras vivimos ya que somos artífices construyendo realidad en cada momento. Hacemos camino mientras andamos paso a paso, y aun cuando sentimos que retrocedemos, o que nos perdemos en alguno de los tramos del sendero, hemos de entender que eso también es parte del viaje. Si concebimos en nuestra mente un mundo más bello es más que posible que la belleza nos sorprenda a cada minuto. @Ale Vallina
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Pidamos a la Virgen que nos dé su corazón, su corazón tan bello, tan alegre, tan lleno de amor y de humildad, de manera que nos haga capaces de recibir a Jesús en el Pan de Vida, de amarlo como ella lo amó, y de amarlo bajo el aspecto adolorido del más pobre entre los pobres. Beata Teresa de Calcuta